martes, 29 de septiembre de 2009

Moda sanguinolenta


El otro día cayó en mis manos un artículo de moda, del ABC, que hablaba con toda ingenuidad de la "moda sanguinolenta" mostrando dos imágenes: una de una pasarela de modelos, sensual e impregnada de sangre artificial; y otra de una cantante en su espectáculo con las mismas características.

Las fotos estaban en la edición de papel; por ahora google no la muestra en su búsqueda rápida, por eso he incorporado esta imagen de "joyas sanguinolentas".

¿Satánico espectáculo o pura frivolidad? Espero que sea sólo frivolidad, pero el reclamo que ofrece es subliminalmente muy violento y rememora el efecto del "sacrificio humano" unido a la dimensión orgiástica del paganismo.

No pensaría mal si no fuese este el siglo de la cultura de la muerte, de los millones de niños que no han llegado a nacer sacrificados al dios de la comodidad y del egoísmo, sacrificios que no quieren mostrarse; y, quizá, esta moda sanguinolenta muestra al desnudo y descarnadamente una falta de sensibilidad paulatina a lo que es el valor de la vida humana.

frid

jueves, 17 de septiembre de 2009

Textos políticamente incorrectos: San Judas



Dice la Carta de San Judas, versículo 7: "También Sodoma y Gomorra, y las ciudades vecinas, que se prostituyeron de un modo semejante a ellos, dejándose arrastrar por relaciones contrarias a la naturaleza, han quedado como ejemplo, sometidas a la pena de un fuego eterno".

Cuando algunos insensatos quieren acusar a Tintín de "racista" por su tebeo "Tintín en el Congo", me he acordado que deberían acusar a "Dios" de políticamente incorrecto por recordar que "hay infierno" y "hay hechos, como la sodomía" que son pecaminosos.



Podríamos conceder a Hergé el beneficio de la duda o mejor una lectura inocente de su obra y entender que la ingenuidad de la obra implica incluso un gran afecto por la raza negra.

Pero a Dios y su Revelación ¿no valdría la pena otorgar el asentimiento?

Es más fácil cambiar la conducta pecaminosa que cambiar la naturaleza humana.

martes, 15 de septiembre de 2009

Economía y ley natural





Leyendo a Alexis de Tocqueville en "La Democracia en América", me llamó la atención que achacase los males derivados de la esclavitud a la violación de la ley natural.

Pero después, reflexionando, he llegado a la conclusión que cualquier violación de la ley natural tiene consecuencias nefastas en la economía.

Tocqueville comenta que la esclavitud es un sistema antieconómico porque los esclavos no están motivados para el trabajo mas que por el miedo; por eso su trabajo siempre será el del nivel de subsistencia. El esclavo trabaje o no trabaje, debe ser alimentado. Esa mano de obra hace vago al propietario de los esclavos y, además, le ata a la tierra y le hace sedentario, reduciendo su capacidad de iniciativa.

Cuando habla (año 1831) de los Estados del Norte americano, comprueba que son siempre más prósperos que los del sur, y da una causa: "la prohibición de la esclavitud". Ahí el trabajador está motivado, el trabajo dignificado, y el empresario contrata la mano de obra necesaria y sólo cuando es necesaria. El hombre es más libre para moverse, colonizar otros territorios, cambiar de actividad y tiene más iniciativa.

En nuestro siglo: la violación de la ley natural con el aborto envejece la población, hace peligrar el relevo generacional, mata la capacidad de iniciativa, degenera las costumbres hacia un hedonismo que impide reaccionar con energía ante los problemas y las oportunidades.

En nuestro tiempo: la sociedad del despilfarro agota innecesariamente los bienes naturales escasos hipotecando el futuro de sus descendientes; ha manipulado la tierra produciendo grandes contaminaciones del suelo, del agua y del aire. En ese sentido la conciencia "ecologista" es una reacción de la naturaleza humana para recuperar la función de administrador de los bienes de la tierra, de "relativizar" la propiedad y orientarla al bien de la sociedad presente y futura.

Pero es más fuerte la conciencia hedonista que la responsabilidad social y el resultado en Occidente es "decadencia y envejecimiento cultural".

La solución: volver a vivir los preceptos de la ley natural. Sólo siendo íntegramente humanos saldremos adelante incluso con una economía próspera.

frid

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los padres, los principales educadores de los hijos

No es un invento nuevo, basta bucear en los escritos de San Jerónimo (siglo IV). Ha pasado ya la época heroica de la persecución religiosa, no así la del tranquilo disfrute de la práctica de la fe: herejes y bárbaros acechan. La "iglesia doméstica" ya es una realidad. Suenan los ecos de las cartas de San Pablo cuando dice "padres, no exasperéis a vuestros hijos", "hijos obedeced a vuestros padres"...


Dice San Jerónimo a los padres de una muchacha cristiana: "Que encuentre en ti a su maestra, y que en su inexperta niñez te mire con admiración. Que nunca vea en ti ni en su padre actitudes que la lleven al pecado por imitación. Recordad que (...) podéis educarla más con el ejemplo que con la palabra" (1)

Sabiduría de siglos que todo gobierno totalitario conoce y por eso ataca. Los hijos en el ambiente familiar aprenden valores. Los hijos arrebatados por el Estado o educados por una Institución "sin alma" naufragan y tienen más dificultades para ser felices y encontrar la clave de su existencia.

(1) Ver: Los Padres de la Iglesia, Benedicto XVI, Colección Raíces de la fe, Ciudad Nueva, Cienpozuelos 2008, pág. 184